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La paz también se mide en indicadores de seguridad

Cuando la inversión crece se multiplican las oportunidades que reducen los factores de riesgo asociados a los delitos. El turismo, la logística, el comercio y la infraestructura dependen de ese círculo virtuoso donde la seguridad es un motor de paz territorial.

En Colombia, la palabra paz ha sido durante décadas más promesa que realidad, un anhelo recurrente en discursos políticos y acuerdos de papel. Pero la paz verdadera, la que se palpa en las calles, sostiene la economía y teje la confianza social, tiene un cimiento menos visible y a menudo ignorado: la seguridad.

La seguridad no se limita a evitar delitos. Es el factor silencioso que dinamiza la inversión, que abre la puerta al emprendimiento y que permite que comunidades enteras vivan sin el miedo como telón de fondo. Allí donde hay entornos seguros florecen la innovación y la calidad de vida; donde no los hay, todo avance camina sobre terreno inestable.

Las cifras lo demuestran: las ciudades con mejores indicadores de seguridad atraen más capital extranjero, generan empleo sostenible y consolidan ecosistemas empresariales competitivos. Invertir, innovar o simplemente vivir en un territorio depende, en esencia, de la certeza de que personas y activos estarán protegidos.

Liderar una compañía de origen sueco me ha permitido observar de cerca un modelo que va más allá del Producto Interno Bruto. En Suecia, el progreso no se mide únicamente en cifras de crecimiento, sino en su capacidad para garantizar bienestar colectivo, igualdad y sostenibilidad. La salud, la educación, las pensiones y, sobre todo, la seguridad se garantizan como derechos universales que refuerzan el bienestar y la felicidad de las personas.

En este modelo, seguridad significa más que baja criminalidad: es la certeza de que instituciones y empresas funcionan de manera articulada para proteger a las personas. Así se construye un círculo virtuoso donde seguridad social, seguridad ciudadana y confianza institucional se entrelazan para generar competitividad y calidad de vida.

Tecnología para construir entornos inteligentes para la paz

La seguridad como parte del bienestar colectivo se apoya en tecnología de punta e integra una visión de ciudades inteligentes. No se trata de vigilancia aislada, sino de un ecosistema digital que conecta datos, instituciones y ciudadanos para anticipar riesgos y reforzar la confianza.

  • Monitoreo inteligente: utiliza cámaras con analítica avanzada, sensores urbanos y drones para gestionar el tráfico, prevenir delitos menores y responder con rapidez a emergencias.
  • Gestión predictiva: los datos en tiempo real permiten anticipar patrones de riesgo y diseñar estrategias.
  • Participación ciudadana: aplicaciones móviles facilitan que los habitantes reporten incidentes, integrando a la comunidad en la protección colectiva.
  • Integración con sostenibilidad: la seguridad se enlaza con la movilidad eléctrica, la iluminación LED y la planificación urbana verde, reduciendo riesgos y aumentando la confianza ciudadana.

El resultado no es solo seguridad: son urbes más eficientes, inclusivas y resilientes que transmiten una percepción de paz y bienestar.

Alianzas público-privadas que soportan la estrategia de paz

Colombia tiene la oportunidad de replicar y adaptar modelos similares. Hoy, las alianzas público–privadas (APP) demuestran que el sector privado no es un simple contratista del Estado, sino un socio estratégico capaz de ampliar capacidades y acelerar resultados.

Las empresas de seguridad privada han evolucionado: dejaron de ser prestadoras de vigilancia para convertirse en actores de innovación. Incorporan drones, sistemas de monitoreo predictivo y cámaras inteligentes que complementarían y potenciarían la labor de la fuerza pública. En este contexto, el sector de la seguridad privada ha evolucionado a prestar servicios de inteligencia a través de la analítica de datos. El paradigma ha cambiado: de ser prestadores tradicionales de vigilancia, las organizaciones de seguridad privada deben ser actores de innovación y predicción. Desde la organización que dirijo construimos soluciones que incluyen la mejor tecnología, sumado a la experiencia de sus trabajadores y analistas de datos para responder a las necesidades del contexto actual.

En conclusión, el turismo, la logística, el comercio y la infraestructura, entre otros, son motores de paz territorial si existe seguridad, que en este proceso es la piedra angular. Y la paz no se decreta: se construye con decisiones estratégicas, inversiones responsables y cooperación real entre lo público y lo privado.

Y aunque pueda sonar paradójico, el mayor riesgo para Colombia sería que, al alcanzar entornos seguros y confiables, muchos ya no quieran marcharse. Ese riesgo, lejos de ser una amenaza, es la oportunidad histórica que el país ha esperado: convertir el deseo de millones de colombianos de quedarse, invertir y construir futuro en su propia tierra. Porque al final, la paz no solo se mide en acuerdos firmados o discursos oficiales, sino en la certeza cotidiana de que vivir en Colombia vale la pena.

Sandra Carvajal Villamizar — Country President de Securitas Colombia y Ecuador