En Colombia, más del 90 por ciento de las empresas son pequeñas y medianas. Son el corazón de la economía: generan empleo, impulsan la innovación y sostienen el crecimiento productivo del país. Sin embargo, también son las más expuestas a riesgos como robos, fraude interno, pérdidas operativas y crecientes amenazas digitales.
La paradoja es clara: mientras las pymes cargan sobre sus hombros gran parte de la economía nacional, siguen rezagadas en la adopción de soluciones modernas de seguridad que podrían blindar su sostenibilidad y competitividad.
Una radiografía de la seguridad en las pymes colombianas
Un estudio reciente de Microsoft reveló que el 98 por ciento de las pymes reconoce el impacto positivo de la transformación digital en sus negocios. Pero todavía cerca del 40 por ciento no ha iniciado este proceso, principalmente por la creencia de que la tecnología es costosa o demasiado compleja.
Cuando hablamos de seguridad, la brecha es aún más evidente. Investigaciones locales muestran que:
- Muchas pymes cuentan con controles básicos como copias de seguridad o accesos limitados, pero carecen de políticas robustas y monitoreo permanente.
- El 46 por ciento de las empresas ya identifica la ciberseguridad como su prioridad más relevante en la digitalización.
- En el caso de la seguridad física, el costo del talento humano se ha elevado con las nuevas regulaciones. Las soluciones combinadas con tecnología a través del monitoreo de alarmas se convierten en una gran opción. Aunque este mercado creció 9,2 por ciento en 2024, la penetración sigue siendo mínima: apenas el 3,8 por ciento de los negocios las utiliza.
El diagnóstico es contundente: la vulnerabilidad es alta, pero también lo es la conciencia sobre la necesidad de cambio.
Lo que hace unos años parecía exclusivo de grandes corporaciones, hoy está disponible para negocios de cualquier tamaño. Modelos de suscripción, servicios en la nube y plataformas escalables permiten que una pyme acceda a videovigilancia inteligente, control de accesos biométricos, sensores conectados a centrales de monitoreo, analítica avanzada, entre otros, sin grandes inversiones iniciales.
Más allá de la protección, la integración de seguridad física, electrónica y digital genera valor tangible: reducción de pérdidas en inventarios, análisis del consumidor, cumplimiento normativo en sectores regulados e incluso optimización en la atención al cliente, gracias a la analítica de video.
En estos casos, la analítica digital es un aliado para tomar decisiones que fortalezcan a esos pequeños negocios. Hoy los empresarios pueden centralizar la seguridad en una sola aplicación, tener monitoreo real en cámaras, sensores y alarmas en cualquier dispositivo; generar alertas automáticas ante cualquier comportamiento inusual y realizar gestiones remotas.
Sin embargo, el verdadero desafío no es tecnológico, sino cultural. Muchas pymes todavía ven la seguridad como un gasto, cuando en realidad se trata de una inversión estratégica. El retorno es evidente: pérdidas evitadas, reducción de primas de seguros, continuidad operativa, satisfacción de los clientes y mayor productividad.
En términos de seguridad la clave está en transformarse: pasar de lo reactivo a lo preventivo, de lo manual a lo digital, de lo físico a lo inteligente.
Como líder de una compañía de seguridad tengo la certeza de que este aspecto es un habilitador de negocio. Las pymes que den este paso estarán más protegidas y mejor preparadas para competir en un mercado cada vez más exigente y globalizado.
Sandra Carvajal Villamizar — Country President de Securitas Colombia y Ecuador