Hay días en que el orden público pone a prueba las capacidades que surgen de la combinación entre la seguridad física y la seguridad electrónica, y demuestra que los esquemas de seguridad deben estar acompañados por una fuerte habilidad de tomar decisiones en momentos de crisis. Cuando tienes una protesta, por poner un ejemplo solamente, puedes tener un esquema de seguridad humana robusto y un monitoreo permanente con sensores, alarmas y radares, pero nada de esto impedirá que los protestantes bloqueen tu camino, y más importante todavía, nada de esto te permitirá saber si puedes operar o no, si puedes despachar tu carga o no, o si puedes enviar a tu personal a las rutas como en un día regular.
Hay otros días en que los vericuetos de la actividad política pondrán a prueba la continuidad de tu operación y negocio, y la incertidumbre y volatilidad de los políticas arancelarias, comerciales y tributarias impondrán una carga adicional que deberás sortear a fin de saber el impacto de lo geopolítico en tu operación: la cadena de suministros se afecta por lo que ocurra en el estrecho de Ormuz, los fertilizantes nitrogenados se encarecen por los conflictos en el oriente de Europa, y las exportaciones se hacen más difíciles cuando se endurecen los aranceles.
La resiliencia del sector agroindustrial tiene mucho que ver con la capacidad de ver varias cosas a la vez; incluso aquellas que no tienen precedentes: una pandemia, una inundación o un cambio en las políticas comerciales. La continuidad del negocio parte de asumir que es imposible ver todo cuando se opera de forma aislada, y que para ver varias cosas a la vez se deben usar no solo los ojos propios, sino los de los demás: los ojos de los aliados.